lunes, 29 de junio de 2009

Re-encuentro

Llego a casa y pongo un cd de George Harrison. Es inevitable….. vengo tarareando la canción desde que salí de tu casa…
La visita por tu cumpleaños se convirtió en un espacio donde yo fui la homenajeada, la recibida. Charlas profundas, donde la única conclusión a la que arribamos, es que cada vez que nos encontramos, estamos distintas, nuestras vivencias, pensamientos, actividades….todo es un constante cambio. Pero hay algo que no cambia, es nuestra forma de estar una con la otra. Me emociona saber que estas ahí para recibirme con toda tu creatividad y yo, acá para recibirte con esta nueva sensibilidad.
Verte tocar el cuatro, escucharte cantar, me transportó a un lugar sagrado donde el tiempo se detuvo y lo único importante que existió en ese momento fué estar ahí con vos, viéndote disfrutar, deleitándome con la magia que creas cuando me invitas a tu mundo de música, sonido, voces, melodías. Un espacio al que yo me acerco con reverencia, me quito los zapatos y te doy mi más profundo silencio.
Es el comienzo de una nueva calidez, mates de por medio, comiendo la torta de tu cumple, mostrándome tus dones recientemente descubiertos. Y te veo brillar.
Mientras te escuchaba cantar me venían imágenes de hace muchos años atrás, agradecí tener una historia compartida, saber de tus logros, conocer otros aspectos de tu ser, y ver que aquel vacío, se lleno de música…un hermoso y nutritivo contenido.
Aparecieron otros momentos nuestros, no se si solo de esta vida. Instantes donde compartimos mucho tiempo, pero otro tipo de intimidad. Un pasado que quedo atrás, porque hay un presente contundentemente mas "presente" que quiere que vivamos cosas nuevas. Y allá vamos, sin saber muy bien como, pero contemplando que no queremos perdernos "el norte". Quizás nos espere otro viaje en carpa, otros paisajes y la propuesta de experimentar una misma situación vivida hace 12 años atrás, pero re-encontradas desde otro lugar. Un desafío mas en nuestro acontecer por esta tierra…..
Y nos despedimos en la esquina, con un abrazo lindo, hace mucho frío, pero las dos tenemos el corazón calentito. Vos te vas a ensayar y yo me vuelvo caminado a casa, pensando que quiero regalarte mis sensaciones por escrito y decirte: Gracias!!
Amiga mía, te re-conozco, te admiro y te quiero!

Maine

lunes, 1 de junio de 2009

¿Cuál es mi sentido más sentido?

Martes 3 de la tarde. Tengo un par de horas libres, es un hermoso día, de un otoño que viene rezagado. Llego a Plaza San Martín y me siento en una escalinata, al sol, para sentir calorcito. Palomas en bandadas que se mueven de un lugar a otro como jugando a ver quien llega primero, algunas solitarias, mirando desde afuera porque no se animan, otras buscando comida porque tiene otras prioridades. Cerca, una nena de un año mas o menos aprendiendo a caminar, si bien es chiquita, se la ve con objetivos claros, correr a las palomas, pero no puede, porque se cae y se enoja con la vida, que cantidad de obstáculos pensara….un añito recién….
Al mismo tiempo, con dificultades parecidas pero diferentes, una señora mayor con bastón, dificultad para caminar, tal vez los mismos obstáculos, pero indudablemente otras experiencias y otras consecuencias. Su cara no refleja enojo por su lentitud en el andar, al contrario, una sonrisa hermosa, como si viera todo por primera vez, las palomas volando, la niña cayéndose, los árboles inmensos. Dos miradas de una misma problemática, una, con esa vitalidad arrasadora que no reflexiona, puro impulso, la otra, con toda una vida de reflexión, poca vitalidad visible, pero tal vez el mismo asombro de la primera.
Como no tengo reloj, miro el sol como se va corriendo para tener una idea del tiempo, encuentro un muchacho que con vestimenta deportiva pasa corriendo al lado mío, y va una vuelta…..
Miro el resto de la plaza, me doy cuenta que me gusta mirar, como si no me alcanzaran mis dos ojos para ver todo lo que hay, al mismo tiempo, no quiero perderme ni un gesto, un grupo de chicos jóvenes riéndose, los árboles moviendo sus ramas, la gente hablando por celular, los faroles antiguos, las veredas amplias y blancas, los bancos, etc. De repente, me detengo en un banco de cemento que esta debajo de un árbol al costado de la plaza, debe hacer mucho frío allí, mi cabeza y mi cuerpo se llenan de recuerdos, algunos me estrujan el corazón porque son de una soledad vivida, sentada ahí mismo, a la sombra, no era una época de mucho sol para mi, fueron muchas tardes, hace unos 20 años atrás. Esa soledad que se siente cuando uno no tiene adonde ir, cuando no hay un lugar plácido ni seguro, mas que esta plaza. Debe ser por eso que la quiero tanto. Me ha abrigado muchas veces.
Escucho que cerca mío que se sentaron dos mujeres, hablando en ingles, como contándose algo muy privado, me sorprende verlas abrigadas con sweaters y en ojotas. Las veo y me da frío.
Abro mi tupper y empiezo a comer mi comida, arroz con mayonesa, atún y aceitunas, que rico, me doy cuenta que lo disfruto mas que la noche anterior, que comí lo mismo, en casa. Siento la suavidad del arroz, frente a esa presencia fuerte de la aceituna, me gusta la combinación. Un poco de agua, transparente, la siento rica aunque no tenga gusto.
El chico sigue corriendo y ya van tres vueltas.
EL sol que me va adormeciendo, el cuerpo que se va aflojando, me estoy relajando y empiezo a mirar más allá. La plaza es un lugar que reúne, un lugar de encuentro, con uno mismo, con amigos, con desconocidos, con la naturaleza.
Un señor atrás mío, se sentó a fumar, puedo oler el humo del cigarrillo.
Los autos y los colectivos siguen con su sinfonía de bocinas y frenadas, y nos brindan la música de fondo de esta realidad urbana. Observo los estados de ánimos de la gente, la señora mayor con una sonrisa instalada, la acompañante, con una cara dura, amarga, como si no quisiera estar allí, el chico que corre se lo ve con un cansancio lindo, satisfecho, con ganas de seguir haciendo lo que hace, las mujeres que hablan en ingles, hay una que parece preocupada y la otra muy atenta escuchando sin querer perderse nada. Veo gente sola, como yo, algunos tomando sol, tal vez lejos de esta plaza, muchas compañías espontáneas y otras programadas.
Abro mi alfajor cachafaz y huelo el chocolate….mmm….e imagino el gusto….ya lo estoy disfrutando…
Soledades y compañías.
Llega la sombra, me corro, esta vez ya no la quiero.
Me pregunto, cual es mi sentido mas sentido? y pienso…..mirar me da amplitud, puedo escuchar varias cosas al mismo tiempo, las palomas, los gritos de la niña frustrada, la conversación en ingles, la música de fondo del transito, es parecido al gusto, puedo diferenciar el arroz, de la aceituna, de la mayonesa, del agua y sentir el placer de la totalidad de sabores.
El olfato me informa también que alguien atrás mío esta fumando. Y el tacto? seguramente lo que mas cuesta y necesito, y que habrá del tacto conmigo, con los otros? ambos….y el tacto de la piel? puedo sentir el sol en mi cara, puedo entrelazarme las manos y sentirme, puedo acariciar mi rostro, sentir la firmeza del mármol donde estoy sentada. Pero enseguida llegan recuerdos cuando soy acariciada por otro. Tal vez el tacto sea el sentido que mas me refleja mi soledad. Creo que este sentido lo disfruto mas en compañía.
Hago un repaso por la historia de mis sentidos y me pregunto como dice en un libro que releo muy seguido….que diría el amor hoy?
Que mi mirada es mucho más comprensiva, más amplia, más compasiva, por lo tanto puedo ver más belleza en todo. Mi olfato más sutil, es rápido, instantáneo. Mi escucha, mucho más atenta, algo que disfruto enormemente, cuando quiero intensificarla es en el único momento que me gusta cerrar los ojos, puedo captar el detalle y la totalidad, como con la visión.
Reconozco que el gusto se simplificó, disfruto lo sencillo, el agua, la comida natural, las frutas, poca elaboración, mas naturalidad, y sin embargo siento que puedo saborear mucho la vida, ya no necesito echarle sal, me gusta el gusto que tiene. Me gusta mi vida.
No quiero elegir ningún sentido en particular, los quiero a todos, quizás hoy me sienta representada por la visión y la escucha. Son los dos sentidos que más se entremezclan con mi intuición, y me permiten percibir lo abstracto, lo poco definible, lo que no tiene palabras, y entonces, el significado profundo de todo lo que existe.
Y ya van como 6 vueltas las de este muchacho que sin cansarse, sigue corriendo, y para mi es como el minutero que me avisa que el tiempo pasa.
Pasa? Hasta recién me sentí como detenida, ahora tengo que ponerme a andar y ser uno más de los que transitan por esta plaza.

Maine