viernes, 5 de diciembre de 2008

Barquitos en el agua

Mientras miraba los barquitos mecerse en el agua, rítmicamente, a un compás inaudible que los iba acunando, algo se iba serenando en mi. Como un péndulo que me hipnotizaba, los mástiles haciendo un tic-tac sin sonido y yo entraba mas adentro.

El sol que se hacia presente con su grandeza, me iba dando esa calidez para apaciguar la soledad que me insinuaban los barquitos. Cuanto tiempo pasan solos en el agua? quien los visita? y todos suspendidos en un mar de emociones, a la espera. Que esperarán?

La escena se completaba con algunos pájaros que se acercaban llenos de alegría a gran velocidad, como exaltados, queriendo llamar la atención. Y lo lograban. Yo los miraba, seguía sus recorridos escalonados, desenfrenados, escuchaba sus saludos con voz chillona..

Pero no podía dejar de volver a mirar a mis amigos solitarios, todos de blanco, algunos con capa azul, que silenciosamente ayudaban a que el agua se llene de ondas, de salpicaduras minúsculas. Interiormente, ellos, sin decirlo, reconocían la envidia que les provocaba la libertad que tenían unos patos que, ahí cerca, disfrutaban nadando, sumergiéndose, eligiendo donde ir. Que hacer con esas sogas que día y noche los limitan y a su vez, de alguna extraña y no tan benéfica forma, los sostienen? Es que estar amarrados a un muelle les provocará ese movimiento casi autista, que los aleja de su verdadera Esencia? Les resultara intolerable presentir al mar tan cerca y no poder llegar? o preferirán quedarse ahí casi inmóviles, temiendo la inmensidad?

Tal vez les alcance con recordar algunos momentos dorados donde pudieron navegar sintiendo el viento sobre las velas y donde los llevaban mas allá de lo soñado….tal vez con eso les alcance…..Viajes comandados por otros, que cuando se acuerdan, vienen a buscarlos, para que ellos los lleven a algún lugar que los distancie de esta soledad urbana.

Y mientras estas embarcaciones finalmente ponen fin a su aislamiento, porque los están dejando hacer lo mejor que saben ser, los timoneles, navegando sin rumbo, empiezan con sus otras soledades…..

Maine

lunes, 1 de diciembre de 2008

Acción - In-acción

Estamos inmersos en tiempos de cambio, de crisis que van más allá de nuestra capacidad de pensamiento. Las certezas cada vez duran menos, sobre todo las que tienen que ver con el mundo externo, que está teniendo una velocidad acelerada, quizás menos humana. Entonces buscar y cuidar los momentos de reparo y descanso es sabio pues es estar presente con lo que nos está pasando. Es empezar hacer espacio, experimentarlo, retirarnos y contemplar lo realizado.

A veces la intimidad necesitamos vivirla en soledad otras, es buscar compañía que sepa acompañar y vivienciar estos momentos con calidez y comprensión.En este sentido me gusta utilizar el ejemplo de comer, ya que implica dos tiempos y actos distintos: El primero es definitivamente participativo y activo. Registrar el hambre (atención y escucha), buscar el alimento (calidad, gusto, salud y cuidado) que nos conforme. Luego deviene la búsqueda del alimento que más se acerque a nuestras necesidades. Participamos así en un doble movimiento el interno (registro) y externo (búsqueda).Una vez que encontramos lo que teníamos ganas de comer, llevamos el alimento a la boca, lo degustamos y por ultimo lo masticamos. En esta etapa tenemos que estar alertas y activamente conscientes.

Estamos inmersos en tiempos de cambio, de crisis que van más allá de nuestra capacidad de pensamiento. Las certezas cada vez duran menos, sobre todo las que tienen que ver con el mundo externo, que está teniendo una velocidad acelerada, quizás menos humana. Entonces buscar y cuidar los momentos de reparo y descanso es sabio pues es estar presente con lo que nos está pasando. Es empezar hacer espacio, experimentarlo, retirarnos y contemplar lo realizado. A veces la intimidad necesitamos vivirla en soledad otras, es buscar compañía que sepa acompañar y vivienciar estos momentos con calidez y comprensión.

En este sentido me gusta utilizar el ejemplo de comer, ya que implica dos tiempos y actos distintos: El primero es definitivamente participativo y activo. Registrar el hambre (atención y escucha), buscar el alimento (calidad, gusto, salud y cuidado) que nos conforme. Luego deviene la búsqueda del alimento que más se acerque a nuestras necesidades. Participamos así en un doble movimiento el interno (registro) y externo (búsqueda).

Una vez que encontramos lo que teníamos ganas de comer, llevamos el alimento a la boca, lo degustamos y por ultimo lo masticamos. En esta etapa tenemos que estar alertas y activamente conscientes.

Luego comienza el segundo momento que si bien es participativo ya no es consciente o voluntario aunque si seguimos procesando y participando. El alimento ya masticando recorre nuestros túneles interiores hasta el estomago que selecciona lo útil y lo no útil, y dependiendo del caso lo asimila o lo expulsa. Por más que hagamos esfuerzo y gritemos "vamos esófago hacé tu trabajo" o "estómago realizá la digestión" el sistema digestivo va a actuar para lo que está programado independientemente de nuestras órdenes y gritos desesperados.

Si cuidamos la parte que nos tocaba es tiempo de soltar, de dejar ser, de disfrutar y contemplar. A veces pasa que descuimos esa parte y comemos por ejemplo: un kilo de chocolates. Ahí es cuando la fase del proceso que es "silenciosa" nos "pase factura".

En los momentos de crisis hay cosas que yo puedo hacer, elegir y otras que definitivamente me exceden. Esto lo digo porque a veces vivimos la sensación de "hacer nada" (con carga negativa) cuando en realidad venimos haciendo y nos enontramos en una fase del proceso que no requiere nuestra actividad voluntaria, ahora toca soltar y confiar en que el proceso seguirá su curso. En general estamos programados para "hacer", el soltar y confiar son actitudes que tenemos que recordar activando la paciencia. Claro esta etapa puede ser difícil de transitar, de digerir (volviendo al ejemplo) con inconvenientes varios.

Vivimos en un mundo en crisis, cada vez menos previsible, incierto. Podemos verlo como un gran enemigo o quizás como una gran oportunidad de desarrollo de las virtudes o cualidades de las que hablamos más arriba: desapego, confianza, paciencia, creatividad, atención y presencia.

María Paula