jueves, 20 de noviembre de 2008

Des-Tiempos

Estamos sumergidos en la era de lo instantáneo, todo y todos estamos empantanados. Desde las comidas (elaboración, cocción, compra, entrega, etc.) hasta las relaciones interpersonales, toda la gama de cosas y gentes que hay en el medio están sujetas al “todo ya”, “ahora”, “no puedo esperar”, etc.

Si fuera por nosotros, los embarazos durarían un día, las estaciones horas, los viajes segundos, los dolores milésimas de segundos y continuando con la fantasía, dormir ocho horas equivaldría a morir, entrar al túnel, ver la luz, hacer una repaso de toda tu vida, ver a San Pedro, pasar a visitar a la Virgen María y al diablo y volver rebotando cual pelotita de ping pong.

Lo triste es que ya no tenemos ni tiempo para defecar, parece que sentarse cómodamente en el inodoro se ha transformado en una pérdida total de tiempo. Así explico y justifico el voto "castigo" de los intestinos, popularamente llamado "tránsito lento" (constipación, digamos. Ni hablar de las arterias y vías respiratorias tapadas...), ¡que ironía!.

Se puede percibir en la calle, en el súper, en el taxi, en tu amante y en tu madre, esa sensación de apremio constante. A veces me encuentro apurada caminando por la calle sin ninguna razón. Otras veces estoy comiendo, que digo comiendo, tragando como si si ese bocado fuera el último en todo el sistema solar. Así hay de sobra ejemplos para dar, todos formamos parte de este acelere generalizado.

El tema es que la vida tiene sus propias leyes, ciclos, procesos y tiempos que no obedecen a las culturas del momento (¡por suerte!). Y como nosotros estamos influenciados tanto por una como por la otra, surge lo que hoy llamo los des-tiempos. Nuestra tarea es ir conociendo nuestros propios tiempos, nuestra propia naturaleza y ciclos en cada momento. Hacer un peregrinaje constante por los bastos e insondables territorios interiores. Ahí las cosas no suelen ser automáticas, ni instantáneas y requieren de una intensa dedicación, atención y cálida e íntima compañía. Es maravilloso cuando nos atrevemos a experimentar el tiempo en forma vertical. Es allí dónde abarcamos la profundidad de la experiencia, desde la raíz hasta la copa, desde lo más oscuro y apretado hasta la punta de la última luminosa y expansiva hoja. Ahí, dónde todo queda comprendido (aunque a veces ni siquiera nos demos cuenta), quizás ponerle palabras sea un trabajo arduo, porque no las hay, es más propicio quizás, explicarlo con imágenes que evocarán a cada cual sus más íntimas experiencias.

Los des-tiempos se dan cuando queremos que estas experiencias internas, propias y únicas se amolden a los tiempos externos y ajenos, inventados o vividos por otros. Eso no nos sirve, nos deshumaniza diría que no convierte en pseudos-objetos: maleables, útiles, manipulables, no pensantes y sin sentires.

Cuidar esos espacios humanos es una de mis pasiones y se que allá hay muchos más que trabajan anónimamente para que cada vez seamos más.

"El tiempo, lento e infinito, va sacando a la luz cuanto está oculto , y ocultando las cosas manifiestas". Sófocles

María Paula

2 comentarios:

María Soledad Sanjurjo dijo...

Paulita !!! Me encantò tu reflexiòn... comparto,

un abrazo
desde mi espacio personal,
mi blog

Sole S.

Alter-Nativas dijo...

Gracias! y me alegra saber que te gustó la reflexión.
Seguimos en contacto.
besos