lunes, 25 de mayo de 2009

¿Quien soy?

Caminando por la calle me veo como alguien común y corriente, haciendo trámites, yendo al almacén, mirando a los costados antes de cruzar. Últimamente noto que camino mas lento, no se si será por los años, que no son tantos después de todo, o quizás porque miro y observo mas que antes. Estoy más atenta, pero no sabría decir a que, no puedo precisarlo.

Caminando con dos grandes amigas, me doy cuenta que cada una mira algo diferente, como si a pesar de ir por las mismas calles, tuviésemos lentes de sueños distintos, otros matices, otras percepciones. Una, viendo mujeres embarazadas, acariciando sus panzas que anuncian vida en su interior, mujeres a la espera, con paciencia; la otra, viendo parejas tomadas de la mano, abrazadas, mirándose cómplicemente, compartiendo mimos, enamoradas.

Y yo? despistada de la zona urbana, mirando los árboles en pleno barrio de Martínez, varios sauces que invitan a la melancolía, a ciertas "saudades", siempre y cuando, no haya viento, porque entonces esos mismos árboles se transforman en seres que agitando sus cabellos, vibran la libertad……

También me encontré con varios eucaliptos que me recordaban mis propias "saudades", me llevaron 28 años atrás, paseando en bici por la calle Rivera, en Carrasco, donde en otoño se juntaban las hojas secas y se hacían pequeñas fogatas en las esquinas. Andar por allí era como ir por un camino aromatizado con sahumerios naturales, entreverándome con una especie de neblina provocada por el humo, al caer la tarde.

De pronto levanto la vista y veo el cielo, las nubes que enmarcan un poco toda esa inmensidad celeste, y el sol que me ilumina. Siento ese calorcito agradable y pienso en el tamaño del sol y el mío, noto esa desproporción, no puedo dejar de asociarla a mi personalidad y a mi Ser. Me vienen recuerdos de los Incas, los hijos de Sol.

Y sigo caminando, empujando el cochecito que tiene como único piloto al hijo de otra amiga, que es Ahau en el calendario maya, y él no es hijo del Sol, es el Sol. Porque será que todo últimamente me resulta simbólico, sincrónico?

Y ya no se cuantas somos las que caminamos…..mis dos amigas que van a mi lado y hablan conmigo, de la vida, los problemas, el amor y el desamor, cosas cotidianas. Pensamos en el almuerzo, en la ensalada y el revuelto de zapallitos que vamos a comer, la otra que mira con esos ojos grandes a las futuras mamás y anhela su propia espera, la que va un poquito mas atrás mirando de reojo, pensativa, a esas mujeres rodeadas por brazos masculinos que las protegen. Está la que no quiere separarse de mi, pero cada tanto se queda rezagada hablando con un árbol, y tengo que darme vuelta para insistirle que venga, a su vez, voy cuidando a la otra, la que mira el cielo, porque se puede tropezar, esa que nada le importa, que está en otro lugar, y me da una cierta envidia ver su cara de felicidad viajando por espacios mas amplios. Y llegamos de vuelta a la casa, cansadas de caminar, y tanto conversar, diálogos externos e internos, que nos llevaron por el pasado, el presente y el futuro, por distintos caminos, aunque íbamos por el mismo; cada una haciendo el suyo, diferentes tiempos, pero un mismo momento, con muchas sensaciones a flor de piel…..

Volvemos a ser tres, con un bebé, que espera su comida y solo por hoy, no entiende de esperas, ni de amores ni desamores, quiere su almuerzo, y seguramente, él esté mas cerca del Sol, sea más Uno, que nosotras, con nuestras eternas inquietudes y nuestras múltiples personalidades….

Maine

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